¿Por qué es tan útil aprender por proyectos? ¿Qué diferencias hay entre aprender con un curso y aprender con un proyecto?
Un proyecto se sustenta en la práctica y en la entrega de evidencias que permiten avanzar hasta llegar a la consecución del objetivo. Igualmente, está vivo y permite mejoras que ayudan a dar más profundidad y calidad al resultado o al producto que se entrega.
Un proyecto es una experiencia de aprendizaje que pone a la persona en una situación donde tienen que experimentar, hacer, equivocarse, tomar decisiones, etc. Es la esencia de la teoría del aprendizaje Learning by Doing o aprender haciendo de Roger Schank y que resume su teoría en que “Los estudiantes sólo pueden aprender con experiencias. Les tienes que poner en situaciones que sean interesantes para ellos. El aprendizaje sucede cuando alguien quiere aprender, no cuando alguien quiere enseñar”.
No es un curso
Tomar del mundo laboral la Gestión por Proyectos y convertirla en una metodología de aprendizaje, ofrece a quien la toma una oportunidad de construir su aprendizaje y llevar a la prácticas lo que verdaderamente le es útil. Esto en un curso tradicional no ocurre por varias razones:
- Las metas del curso se han diseñado para el curso, no las ha diseñado la persona.
- Suele ser un contexto general no ajustado al individuo.
- La metodología se centra en mostrar conocimiento y comprobar que lo has asimilado
- El error, la equivocación se trata como un fallo del sistema y no como una oportunidad para aprender más rápido.
- La persona no tiene la oportunidad de comprometerse y mostrar cómo aplica lo aprendido.
Aprendizaje por Proyectos
Las nuevas metodologías activas para el aprendizaje, basadas en corrientes psicológicas más actuales y que recogen lo mejor de otras como el constructivismo, el aprendizaje social, el aprendizaje conectado o el aprendizaje situacional, nos llevan hacia escenarios muy disruptivos y antes poco probables por la complejidad de ponerlos en prácticas.
El aprendizaje situado y las comunidades de práctica se han convertido en un marco teórico que apoyan una serie de metodologías basadas en la experiencia social y conectada del aprendizaje, en el contexto concreto que diseña la persona para conseguir sus metas y en la autenticidad de probar y experimentar lo aprendido.
Una de las metodologías que está tomando más fuerza en este sentido es el Aprendizaje Basado por Proyectos (ABP), donde además al final de todo el proceso anterior, la persona debe comunicar a la comunidad sus resultados, su experiencia.
En un contexto profesional y de mejora de las skills personales, si unimos la Gestión por Proyectos y la metodología (ABP) tenemos una fórmula de trabajo muy potente con la que mejorar nuestro valor como profesionales.
No se trata, por tanto, de ofrecer a los interesados un curso como un producto ya acabado, sino una oportunidad de construir su propio aprendizaje a través de la gestión de un proyecto de mejora.
Para aprender por proyectos, es importante no perder de vista estos aspectos:
Entender el contexto y la situación de partida.
Toda persona que emprende un proyecto necesita entender la situación de partida y localizarse él mismo en el entorno. Es algo que puede hacer solo, pero formar parte de una comunidad que aporte otras visiones mejorará esa definición. Tener un mentor o alguien que nos acompañe en estas fases es clave.
Buscar el enfoque y marcar las metas a conseguir.
Llegar a un objetivo se puede convertir en una tarea muy compleja si no la enfocamos y planificamos correctamente. Saber trocear las metas en hitos más pequeños es una técnica que nos puede ayudar significativamente a estar enfocados en nuestro proyecto y no perder el interés. Además, estos hitos a corto plazo, nos van a permitir modificar, corregir, mejorar o trazar nuevas metas más eficazmente y garantías de que estamos siendo conscientes y críticos con nuestro proyecto.
Evidenciar y evaluar los resultados.
En un proyecto, hay que entregar producto, no es suficiente con documentarlo. Por ello, es fundamental que en todo este proceso haya entregables que comprometan a la persona a tener que construir una realidad para él y orientar el aprendizaje hacia la práctica y la experiencia situacional en el contexto donde desarrolla su proyecto. Necesitamos de alguna forma dejar evidencia práctica del cambio que estamos experimentando en nuestro proceso de aprendizaje. Realizar una evaluación constante y continua donde aprendemos de los errores e iteramos en las mejoras.
En esta fase, es fundamental contar de nuevo con la comunidad o con tu equipo de proyecto para que te apoye y te ayude al análisis de las evidencias desde la experiencia acumulada.
Comunicar y mostrar los resultados.
Todo aprendizaje culmina cuando somos capaces de comunicar a otros qué y cómo hemos aprendido o mejorado algún aspecto. Conocer a fondo todo ese proceso de trabajo, esfuerzo y compromiso que se ha ido desarrollando a lo largo de todo el proyecto es clave para garantizar que el aprendizaje de la habilidad se ha llevado a cabo de la forma correcta.
Un proyecto no tiene sentido si no se comparte, si no forma parte de algo que tú entregas a la comunidad o a la organización para que esta mejore a través de tu aportación.
Por lo tanto en un aprendizaje por proyectos debe existir siempre un compromiso de comunicación de los resultados y de cómo éstos conectan con la experiencia y la práctica de la comunidad donde se ha desarrollado.
Conclusiones
Por lo tanto se trata de una metodología que recoge de la gestión de proyectos claves como la orientación a resultados y compromiso de las partes y por otro lado, del aprendizaje situado recoge la capacidad de trabajar desde el contexto situado del individuo, la ventaja de pertenecer a una comunidad de aprendizaje apoyada por mentores y la potencia de aprender haciendo.
Una metodología compleja que hoy es posible en parte, por la tecnología que nos facilita la interacción y la práctica, y por otro lado, la globalización que nos acerca a la diversidad de las comunidades independientemente de lo alejadas que estén.